El cedro (Cedrela) es una de las especies de maderas tropicales de mayor demanda comercial a nivel internacional, por sus excelentes propiedades físicas, mecánicas y químicas que la hace una de las más preferidas para una diversidad de muebles y finos acabados. Lamentablemente por esas preferencias ha estado y está sometida a intensas cosechas siendo una de las especies preferidas por la tala y comercio ilegal, situación que amenaza su existencia.
Tras muchas postergaciones de años en tomar medidas efectivas para detener esta afectación, los gobiernos aprobaron la inclusión del cedro en el Apéndice II de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestre (CITES) desde el 28 de agosto de este año, con el fin de regular su comercialización a nivel internacional. Dicha decisión fue adoptada por todos los países (183) que son parte de la CITES.
El Apéndice II regula el comercio internacional (exportación, importación y reexportación) y requiere de la emisión de un permiso especial otorgado por el Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor), previa opinión de la autoridad científica a través de la emisión de los “Dictámenes de Extracción No Perjudicial” (DENP). En este caso, la autoridad competente es el Ministerio del Ambiente (Minam).
Es así que, al estar incluido el cedro en el referido apéndice, se regula el comercio internacional de ciertas partes o productos derivados de su madera bajo la anotación #6 (trozas, madera aserrada, láminas de chapa de madera y madera contrachapada).
Dichas medidas de regulación están circunscritas a las poblaciones de dicha especie que existen en el territorio, que abarca desde México hasta el sur de Brasil, la totalidad de Centroamérica, el Caribe y gran parte de América del Sur.
El Perú cuenta con 10 de las 19 especies de cedro que existen en el mundo y por eso ha sido reconocido como centro de diversidad de este género. Para muchos, esta es una medida tardía pero positiva, que genera encuentro de sentimientos, por un lado, que se protege legalmente a nivel internacional al incluirlo a un Apéndice que en teoría motiva más control, pero a la vez tristeza, preocupación porque es una especie más que pasa a las filas de especies con camino a la extinción que debe llevarnos a la reflexión, no debe esperarse que las especies “Ingresen a cuidados intensivos” para recién tomar medidas, no preguntamos que se está haciendo por la maderas duras como el “Shihuahuaco” que es una especie al igual otras de maderas duras actualmente están siendo sometidas a intensos índices de tala, ¿habrá que esperar que se intensifique los niveles de amenaza de su existencia para actuar?, algo anda mal.
Fuente: Diario Gestión